En el corazón de Madrid, en el restaurante Brasserie Lafayette, Sébastien Leparoux, sumiller y alma del lugar, comparte su pasión por el vino sin pretensiones. Este bretón afincado en España, tras una etapa en Escocia, ha creado un espacio donde la autenticidad y la calidad priman por encima de las etiquetas.
Lejos de centrarse únicamente en las grandes regiones vinícolas francesas, Leparoux busca y defiende proyectos independientes que a menudo quedan eclipsados por las bodegas más comerciales. Su filosofía es clara: no es necesario gastar una fortuna para disfrutar de un buen vino. En Brasserie Lafayette, la carta de vinos es un reflejo de esta creencia: inteligente, accesible y coherente.
¿Cuál sería el vino elegido para el resto de su vida? Sin dudarlo, Leparoux se inclina por un Clos Rougeard Le Bourg (D.O. Saumur Champigny) del Loira, un homenaje a sus raíces. Recuerda con nostalgia haber vendido este vino por menos de 150 euros en 2008, mientras que hoy su valor se ha disparado, superando los 350 euros. ¡Quién hubiera tenido una bola de cristal!
En cuanto a su descubrimiento más reciente, el sumiller destaca el Remírez de Ganuza Gran Reserva 2005. «¡Es impresionante!», exclama. Esta selección de las mejores viñas y barricas de la bodega alavesa, con una crianza prolongada, ofrece un tinto afrutado y sedoso que evoca el saber hacer francés. Con aromas de ciruela confitada, notas de bosque y especias, este vino ofrece una experiencia suave y redonda que culmina en un final espectacular.
¿Es posible encontrar buen vino a buen precio en el supermercado? Leparoux considera que sí, aunque sin grandes expectativas. Los vinos de supermercado son una opción para disfrutar sin pretensiones. Recuerda con cariño un Ribera del Duero llamado Nicte de Aldi, que hace años ofrecía una calidad excepcional por menos de 6 euros. Aunque su calidad ha disminuido, sigue siendo una opción a considerar para aquellos que buscan algo sencillo y asequible.
En términos de relación calidad-precio, Leparoux no duda en señalar a los vinos del Marco de Jerez. «¡Soy megafan!», exclama. El fino Tío Pepe o la manzanilla La Guita son apuestas seguras que nunca fallan y cuestan menos de 10 euros.
Si hablamos de joyas desconocidas por debajo de los 50 euros, el sumiller destaca el Caballo Español Plata, elaborado en Cuevas del Almanzora (Almería). Catado junto al dueño del proyecto, José Miguel García, este vino es un logro notable, especialmente considerando las condiciones extremas de la zona.
¿Qué región vinícola dará las mayores sorpresas en el futuro? Leparoux apuesta por Inglaterra y sus burbujas. Con un crecimiento exponencial, este país se posiciona como un competidor directo del Champagne. ¡Incluso Taittinger ha invertido en viñedos ingleses!
En cuanto a vinos sobrevalorados, el sumiller menciona algunos Riberas del Duero y Borgoñas. En contraste, considera infravalorados los jereces y los vinos de Languedoc-Roussillon.
Entre los clásicos imprescindibles, Leparoux destaca un buen Tío Pepe, un Palma, un Viña Tondonia Bosconia, un Muga Crianza Selección Especial o un Gramona. Estas bodegas demuestran que la tradición y la innovación pueden coexistir para ofrecer vinos de alta calidad.
En su propia casa, Leparoux siempre tiene a mano un buen Jerez de Bodegas Tradición o de Lustau, champagnes de pequeños productores como Michel Littière o Doré, vinos de Xavier Vignon del Ródano, un Crianza de Bodegas Altun (Rioja) y un blanco de Dominio del Soto. En verano, opta por tintos del Jura como los de Domaine Baud y un rosé de Muga bien fresco.
Cuando sale con amigos, su prioridad es evitar que alguien añada hielo a la copa. Le gusta probar vinos desconocidos y autóctonos de la zona que visita, aprovechando la oportunidad de descubrir nuevas joyas vinícolas en compañía.
Deja una respuesta