La Trama Fenicia: ¿La película más espiritual de Wes Anderson? - universe4men

La Trama Fenicia: ¿La película más espiritual de Wes Anderson?

La nueva aventura cinematográfica de Wes Anderson, ‘La Trama Fenicia’, aparenta ser una historia más en su peculiar estilo, pero esconde profundidades inesperadas. Esta crítica de cine revela cómo, tras una estética que recuerda a Hergé y Jack Cardiff, se despliega una reflexión espiritual sorprendentemente conmovedora.

En el corazón del cine de Wes Anderson siempre ha latido una constante: el padre negligente buscando la redención. Desde ‘Los Tenenbaums’ hasta ‘Life Aquatic’ y ‘Fantástico Sr. Fox’, esta temática ha sido recurrente. Ahora, ‘La Trama Fenicia’ retoma esta exploración familiar, situando la disfuncionalidad –y quizás por eso, la familiaridad– en el centro de un discurso que conecta con la etapa metalingüística iniciada con ‘La Crónica Francesa’.

Si ‘La Crónica Francesa’ celebraba el poder de la literatura para moldear la realidad, ‘La Trama Fenicia’ añade una capa de significado a ‘Asteroid City’, presentándola como una metáfora del acto creativo como experiencia colectiva. No es difícil imaginar a Anatole “Zsa-Zsa” Korda –un personaje por el que Benicio del Toro merecería un Oscar– como el ideal platónico de todo productor que lucha por materializar su visión.

Esta reflexión sobre el arte de contar historias, presente también en ‘Henry Sugar’, se manifiesta en un recorrido accidentado por una región imaginaria, una ‘Modern Greater Independent Phoenicia’ que evoca la Interzona y los ensayos de Stefan Zweig. En estas hibridaciones entre realidad y ficción, Anderson se siente más cómodo para rendir homenaje a su suegro, Fouad Malouf, ocultando este tributo bajo capas de formalismo, miniaturas y *trompe-l’œils*.

Korda podría recordar a los magnates petroleros del siglo XX, como Stavros Niarchos y Aristóteles Onassis, pero ‘La Trama Fenicia’ prioriza el sentido de la maravilla al análisis político. Nos encontramos ante una intriga de espionaje industrial, tan influenciada por Hergé como por la fotografía de Jack Cardiff, que cambia la melancolía de ‘El Gran Hotel Budapest’ por una alegría desbordante. Comprendemos por qué estrellas como Michael Cera lo dan todo cuando Anderson los llama.

Sin embargo, ‘La Trama Fenicia’ logra introducir, casi de manera subrepticia, una dimensión espiritual que bebe de Buñuel y Dreyer, maestros de esos interludios en blanco y negro donde Anderson guarda las claves secretas de su obra. El via crucis de Korda no solo busca reconciliarse con su hija, sino también reflexionar sobre su legado. Estamos ante una comedia que disimula su obsesión con la muerte y la expiación, lo que le da una dualidad fascinante.

En última instancia, la película más religiosa de Wes Anderson (con un intento de fratricidio en el desierto) redefine su estudio sobre la ausencia paternal bajo la luz de la fe. Llega a la conclusión de que el camino a Dios podría pasar por el perdón de una hija. Al final, lo importante no son los detalles, sino la firmeza de la devoción.

En resumen: ‘La Trama Fenicia’ es divertida, imaginativa y sincera, poniendo un elenco extraordinario y una puesta en escena minuciosa al servicio de los temas que han alimentado el universo creativo de Wes Anderson desde sus inicios.

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