Donación de órganos: Un sistema al borde del colapso y cómo la salud masculina puede ayudar - universe4men

Donación de órganos: Un sistema al borde del colapso y cómo la salud masculina puede ayudar

El corazón de Brian Benadom se detuvo, marcando el inicio de una odisea que revela las profundidades y complejidades del sistema de donación de órganos en Estados Unidos. Este caso, como tantos otros, pone de manifiesto la importancia de la salud masculina y la necesidad de abordar los desafíos que enfrenta este sistema vital.

La decisión de David, el hermano de Brian, de donar los órganos de su ser querido tras su fallecimiento, subraya la generosidad humana y el deseo de dar vida después de la muerte. Cada año, miles de personas como Brian brindan una segunda oportunidad a otros, permitiendo que cirujanos reemplacen órganos vitales y prolonguen vidas. No obstante, este acto de altruismo se ve ensombrecido por las fallas y deficiencias del sistema.

Si bien el trasplante de órganos hoy se percibe como algo habitual, no siempre fue así. Hasta los años ochenta, el riesgo de rechazo limitaba severamente el número de intervenciones. La adopción de fármacos inmunosupresores marcó un antes y un después, mejorando las tasas de supervivencia y transformando el panorama de los trasplantes. Ahora, la donación de órganos es tan común que a veces se olvida la complejidad inherente al proceso.

Pero, lamentablemente, la historia de la donación de órganos en Estados Unidos también está plagada de noticias negativas y titulares sensacionalistas. Errores, negligencias y falta de supervisión han generado desconfianza en un sistema que, paradójicamente, salva o mejora miles de vidas cada año. Esta desconfianza se ha traducido en una disminución en el número de personas registradas como donantes, lo que ejerce aún más presión sobre un recurso ya limitado.

Investigaciones congresuales han sacado a la luz relatos espeluznantes de fallos en el sistema, incluyendo errores en las pruebas, problemas de transporte y posibles conflictos de interés. Un informe incluso llegó a afirmar que la red de trasplantes de EE. UU. no funciona y pone en riesgo la vida de los ciudadanos. Sin embargo, esta narrativa dominante desvía la atención del que quizás sea el problema más importante: un algoritmo defectuoso.

La historia de Brian Benadom ilustra este problema. Conectado a un respirador y apto para donar varios órganos, su caso se complica por su edad y condiciones preexistentes. Linda Freeman, empleada de Sierra Donor Services, se enfrenta a la ardua tarea de encontrar receptores compatibles en una base de datos nacional saturada. El antiguo modelo de distribución, similar al de FedEx, ha sido reemplazado por un sistema más equitativo pero también más ineficiente, donde los centros de trasplante reciben un aluvión de ofertas de órganos, lo que dificulta la toma de decisiones.

Este nuevo sistema ha provocado un aumento drástico en la carga de trabajo para los coordinadores de trasplantes y los cirujanos, quienes deben evaluar un volumen abrumador de ofertas. A pesar de ello, el número de trasplantes no ha aumentado proporcionalmente. Los órganos de donantes «clínicamente complejos», como Brian, a menudo son rechazados debido a la falta de tiempo para evaluar adecuadamente su potencial.

La subjetividad en la evaluación de los órganos también juega un papel importante. Si bien los modelos predictivos intentan puntuar la calidad de los órganos, a menudo son imprecisos. La incertidumbre asociada a las ofertas complejas ralentiza el proceso y provoca que muchos órganos de calidad sean descartados. En algunos casos, hasta el 97% de las ofertas son rechazadas sin siquiera consultar a los pacientes.

El resultado es alarmante: uno de cada cuatro riñones extraídos con intención de trasplante no llega a utilizarse. Esto significa que miles de órganos valiosos se desperdician cada año, mientras que miles de personas esperan desesperadamente un trasplante. La historia de Brian Benadom, cuyo hígado fue rechazado repetidamente, es un claro ejemplo de esta tragedia.

La ineficiencia del sistema de donación de órganos no es un problema nuevo. En el pasado, la falta de un sistema organizado llevó a situaciones extremas, como la solicitud pública de donantes por parte del presidente Ronald Reagan. En 1984, el Congreso aprobó la Ley Nacional de Trasplantes de Órganos, que estableció un registro nacional para el emparejamiento de órganos. Sin embargo, a pesar de los avances logrados, persisten problemas como el algoritmo defectuoso y la falta de coordinación.

Expertos coinciden en que es necesario mejorar la eficiencia del sistema. El algoritmo de asignación debe incentivar a los cirujanos a aceptar más ofertas, y el sistema informático DonorNet debe optimizarse para asignar rápidamente órganos en riesgo y realizar emparejamientos más precisos. Además, es fundamental educar a los pacientes sobre los beneficios de recibir incluso un órgano «menos que perfecto».

La historia de Brian Benadom es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la donación de órganos. A pesar de las dificultades y desafíos que enfrenta el sistema, la generosidad de los donantes y el arduo trabajo de los profesionales de la salud pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. No desanimemos a nadie de ser donante, porque cada donación cuenta.

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