El estudio del comportamiento del nivel del mar se revela como una pieza fundamental para descifrar enigmas geocientíficos cruciales. Desde la actividad volcánica hasta la subsidencia costera y las alteraciones climáticas, su análisis ofrece una ventana al entendimiento de nuestro planeta. En este contexto, una investigación centrada en la isla de Lanzarote ha arrojado luz sobre las dinámicas marinas locales.
Durante 18 años, el Laboratorio de Geociencias de Lanzarote, ubicado en los Jameos del Agua, ha monitorizado el nivel del mar y otros parámetros esenciales. El mareógrafo, situado estratégicamente en un lago dentro de un tubo volcánico originado hace más de 20.000 años, ha proporcionado datos de gran precisión gracias a la ausencia de perturbaciones como el oleaje y el viento. Esta peculiar ubicación ofrece una oportunidad única para estudiar las sutiles variaciones del océano.
Los hallazgos son reveladores. Desde 2005 hasta 2023, el nivel del mar en los Jameos del Agua ha ascendido a un ritmo de 3,3 ± 0,6 mm/año. Si bien esta tendencia se alinea con las observaciones generales en el archipiélago canario, la verdadera relevancia del estudio reside en la identificación de patrones cíclicos a largo plazo. Algunos de estos patrones parecen estar intrínsecamente ligados a la actividad solar y, posiblemente, a la Oscilación del Atlántico Norte (NAO).
Para comprender la complejidad de estos cambios, es crucial considerar los diversos factores que influyen en el nivel del mar. La atracción gravitatoria de la Luna y el Sol, responsable de las mareas, es solo el comienzo. Las variaciones en la presión atmosférica y la temperatura del océano también juegan un papel importante. Curiosamente, el estudio detectó una relación entre las fluctuaciones del nivel del mar y el ciclo solar de 11 años, asociado al número de manchas solares.
Para lograr una estimación precisa de la tendencia a largo plazo, los investigadores recurrieron a sofisticadas técnicas de análisis. Se aplicaron correcciones a las series de datos para mitigar los efectos de las mareas, la presión atmosférica, la temperatura y la actividad solar. Además, se emplearon métodos de análisis multirresolución basados en ondículas (wavelet) para separar las diferentes componentes de la señal registrada por el mareógrafo.
Este enfoque permitió identificar una señal de aproximadamente 18,5 años, vinculada al ciclo nodal lunar y, posiblemente, a efectos asociados a la NAO. No obstante, los autores señalan que la extensión temporal de los datos aún es insuficiente para determinar con certeza la contribución real de esta oscilación. En definitiva, tras eliminar todos los factores perturbadores identificados, la tendencia lineal estimada revela un aumento de 3,3 milímetros por año.
Para confirmar que este incremento corresponde efectivamente a un aumento del nivel del mar y no a una subsidencia del terreno, se realizó un análisis comparativo con datos de una estación GNSS (Global Navigation Satellite System). Esta técnica geodésica, capaz de detectar movimientos del terreno con gran precisión, corroboró el aumento del nivel del mar en la zona de estudio durante el periodo analizado.
En resumen, la metodología empleada, que incluye la identificación de componentes perturbadoras de origen astronómico y climático, ha permitido mejorar la precisión en el cálculo del aumento del nivel del mar. La identificación del efecto del ciclo solar de 9.5 años, el ciclo nodal lunar de 18.5 años y los efectos asociados a la NAO son cruciales para refinar las proyecciones futuras y comprender su impacto en las costas canarias. Este estudio reafirma que el nivel del mar en Lanzarote está aumentando a un ritmo similar al promedio global, y subraya la importancia de la monitorización continua para comprender mejor la evolución del océano en la región.
De cara al futuro, se espera que estos estudios contribuyan a desentrañar la intrincada relación entre el nivel del mar y el cambio climático, teniendo en cuenta los complejos patrones espaciales y temporales que los conectan. El conocimiento generado no solo será valioso para la comunidad científica, sino que también servirá de base para la toma de decisiones informadas en materia de adaptación y mitigación ante los desafíos que plantea el aumento del nivel del mar.
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