Últimamente, Mallorca me tiene cautivado. Y hoy, te propongo un viaje sensorial: redescubrir un vino blanco de la bodega Ànima Negra, una de las más reconocidas de la isla. Este VT Illes Balears, ligero a pesar de su intensidad media de 12 grados, no supera los 15 euros. Una inversión que te permitirá explorar la esencia de Ànima Negra.
No es la primera vez que me dejo seducir por el talento de Miguel Ángel Cerdá y Pere Obrador en Felanitx. Pero esta vez, nos adentraremos en un Ànima Negra que, sorprendentemente, es blanco, aunque en sus orígenes tuvo alma tinta. Un enigma que, sin duda, atrae a los amantes del buen vino.
Ànima Negra Quíbia 2023 es un vino blanco con denominación V.T. Mallorca, nacido en la bodega Ànima Negra, ubicada al sureste de la isla, en Son Burguera, cerca de Felanitx. En sus inicios, esta bodega ubicada en una antigua possessió del siglo XIII, elaboraba un vino con variedades locales: Premsal Blanc, Giró Ros y, principalmente, Callet, una uva tinta autóctona que ha dado excelentes vinos baleares. Algo similar a un Blanc de Noirs, creando un blanco original y mediterráneo.
Sin embargo, desde hace algunos años, la Callet se ha descartado. Este Quíbia 2023 se compone de un 60% de Premsal Blanc y un 40% de Giró Ros. Como guiño a los winelovers, se emplean depósitos de cemento y tapón de rosca (screw cap). Una elección que, aunque pueda sorprender a algunos, aplaudo sin reservas. Así que, Quíbia, que antes apuntaba a convertirse en un objeto de culto, ahora opta por una mayor accesibilidad, sin sacrificar ni un ápice de su encanto.
La esencia conceptual permanece intacta, comenzando con un trabajo en el campo respetuoso con las viñas viejas que miran al mar. Algo del espíritu mediterráneo se filtra en el vino. La viticultura de Cerdá y Obrador en Ànima Negra implica una vendimia manual (primero la Giró Ros, luego la Premsal). Las uvas se enfrían antes de una selección exhaustiva de racimos, tanto manual como óptica. Prensado suave, maceración breve, y fermentación con levaduras autóctonas en depósitos de acero inoxidable de 7.000 litros, donde el vino madura sobre lías durante unos tres o cuatro meses.
Por lo tanto, a pesar de la ausencia de Callet, este vino blanco sigue siendo único, con una rica presencia de fruta blanca, toques tropicales, flores blancas y un sutil toque mineral. No excesivamente ácido en boca, resulta sumamente agradable, dejando un regusto salino. Notas de manzana verde, piña, cítricos, camomila, tomillo, bosque… Sabrosura y mar: Mallorca embotellada. Quizás no sea un objeto de culto, pero sigue siendo una joya.
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