¿Sigues enamorado o tienes miedo a la soledad? Claves para descubrirlo - universe4men

¿Sigues enamorado o tienes miedo a la soledad? Claves para descubrirlo

En todas las relaciones, incluso en las más sólidas, existen altibajos. Hay momentos de duda, instantes donde no está tan claro si el camino a seguir es el mismo, y etapas donde las discusiones pueden intensificarse. Somos humanos, al fin y al cabo, y nuestras propias vivencias personales inevitablemente influyen en cómo nos relacionamos con los demás.

El verdadero desafío aparece cuando uno se cuestiona si la permanencia en la relación se debe al cariño genuino, a la inercia, o al temor a enfrentarse a la soledad. Despedirse de un vínculo construido a lo largo del tiempo, con recuerdos compartidos y una historia en común, nunca es sencillo. Sin embargo, perpetuar una relación sin la convicción de querer hacerlo puede resultar aún más doloroso.

Estas inquietudes no son fáciles de abordar, pues implican replantearse la vida y, en ciertos casos, dejar a una persona que nos aprecia y a quien tal vez aún queramos, aunque no de la misma manera. Si estas dudas te asaltan, y te preguntas si continúas por costumbre o por temor a la soledad, existen ciertas señales que pueden brindarte claridad, preguntas que debes hacerte para ser justo contigo mismo y con la otra persona.

Tu intuición es un faro. En lo más profundo de tu ser, la respuesta suele estar presente. El problema radica en que, a veces, nos resistimos a reconocerla. Cuando el amor se desvanece, se percibe una falta de pasión, de alegría. Es como obligarse a estar bien con alguien solo porque es lo conocido, lo cómodo. Decir adiós a una historia compartida duele, lanzarse a lo desconocido da vértigo, pero, en el fondo, sabes lo que debes hacer.

Es habitual que, después de un largo recorrido juntos, parte de tu identidad se entrelace con la de tu pareja. No necesariamente de forma negativa. Simplemente, el tiempo compartido crea lazos. Sin embargo, es posible que olvides cómo era tu vida antes de esta relación, y ese olvido se convierta en un obstáculo para dar el paso de separarte.

En casos extremos, esta interdependencia se transforma en una dependencia emocional perjudicial, que puede confundirse con amor. Si la dependencia es excesiva, la sola idea de la separación genera ansiedad. Si no existiera esta dependencia, la idea de separarse provocaría tristeza, no angustia por la soledad.

Es común que, cuando la idea de romper con alguien cruza tu mente repetidamente, sin que haya ocurrido nada grave que justifique la ruptura, intentes auto-convencerte de las razones para permanecer en la relación, justificándolo con lo buena persona que es tu pareja o con los buenos momentos que han vivido.

En estas circunstancias, es probable que evites pensar en profundidad. No quieres reflexionar sobre tus verdaderos sentimientos, no quieres mirar en tu interior por temor a admitir que estás siendo injusto y que no sientes una conexión profunda ni un amor verdadero, sino que estás atrapado en la rutina y la comodidad.

Si te encuentras en esta encrucijada, tómate un tiempo a solas para reflexionar. Pregúntate si vale la pena seguir adelante con tu pareja, si en el futuro te arrepentirás de haber continuado con esta persona. Tal vez descubras que sigues enamorado, o tal vez te des cuenta de que necesitas tomar un camino diferente.

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